Velo del templo archivos - Judia & Catolica https://judiaycatolica.com/tag/velo-del-templo/ Mi Camino Personal y Reflexiones sobre ser Judia y Católica, al mismo tiempo. E intentando hacer Visible algo de lo Invisible Sat, 11 Oct 2025 16:06:09 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 https://judiaycatolica.com/wp-content/uploads/2023/11/cruzymagendavid-150x150.jpg Velo del templo archivos - Judia & Catolica https://judiaycatolica.com/tag/velo-del-templo/ 32 32 ¿Qué significa que el velo del templo se rasgó? https://judiaycatolica.com/que-significa-que-el-velo-del-templo-se-rasgo/ https://judiaycatolica.com/que-significa-que-el-velo-del-templo-se-rasgo/#respond Sat, 11 Oct 2025 12:56:24 +0000 https://judiaycatolica.com/?p=3496 Entonces Jesús, dando un grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. (Mc.15:37-38; Mt, 27:51; Lc. 23:45) ¿Qué es este velo del Templo? ¿Y por qué tres de los cuatro Evangelios nos relatan que se rasgó en dos en el momento de la muerte de Jesús? El origen del velo […]

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Entonces Jesús, dando un grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
(Mc.15:37-38; Mt, 27:51; Lc. 23:45)

¿Qué es este velo del Templo? ¿Y por qué tres de los cuatro Evangelios nos relatan que se rasgó en dos en el momento de la muerte de Jesús?

El origen del velo

Luego de que el pueblo de Israel fuera sido liberado de la esclavitud en Egipto, caminó en el desierto durante 40 años.
Dios los eligió para que fueran Su pueblo, y durante su andar por el desierto los acompañó en todo momento:

Y el Señor iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego, para alumbrarles, a fin de que anduvieran de día y de noche.»
(Éx. 13:21–22)

Dios, para profundizar aun más su presencia, y no sólo estar con ellos, sino habitar en medio de ellos, le pidió a Moisés que le construyera un santuario:

Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.
(Éx. 25:8)

Así se levantó lo que se conoce como el Tabernáculo, un templo portátil o móvil, el espacio donde el pueblo contaba con la presencia de Dios en medios de ellos, y donde Moisés podía ingresar y hablar «cara a cara» con Dios (Éx. 33:11).
En este templo, lo más sagrado de todo era el Arca de la Alianza, porque representaba la presencia misma de Dios en medio de su pueblo. Era el signo visible de la Presencia divina acompañando al pueblo en su caminar.

Dentro del Arca se colocaron los objetos más sagrados:

  • Las tablas de la Ley, escritas “con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18).
  • La vara de Aarón, que floreció como signo de elección divina (Números 17:10).
  • Un vaso de maná, símbolo del alimento celestial (Éxodo 16:33–34; Hebreos 9:4).

Por eso se llamaba también “Arca del Testimonio”, ya que contenía los signos concretos de la alianza entre Dios y su pueblo.

El Arca de la Alianza se colocó dentro del Tabernáculo, y para separar este espacio sagrado del resto se puso un velo en el medio:

Harás, asimismo, un velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, con figuras de querubines diseñadas artísticamente. Lo colgarás de cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro, que estarán provistas de unos ganchos del mismo metal y sostenidas por cuatro bases de plata. Pondrás el velo debajo de los ganchos, y detrás de él colocarás el Arca del Testimonio. Así el velo marcará la división entre el Santo y el Santo de los Santos.
(Éx. 26:31–33)

El velo en el Templo de Jerusalén:

Años después, cuando el rey Salomón construye el Templo de Jerusalén —ya no un templo móvil, sino fijo—, coloca allí el Arca de la Alianza, manteniendo esta separación del Santo de los Santos, por medio del velo.

El Templo tenía diferentes sectores: en algunos podían ingresar judíos y gentiles; en otros, solo judíos; en otro, solo mujeres; y en otro, hombres. Luego estaba el Lugar Santo, al que solo podían entrar los sacerdotes.
Por último, el sector más importante de todos: el Santo de los Santos, al que solo podía acceder el sumo sacerdote una vez al año. El día de Yom Kippur, el sumo sacerdote podía pasar detrás del velo para ofrecer expiación por los pecados del pueblo. (Levítico 16:2, 11–17)

Y el velo se rasgó en dos…

En los evangelios se describe con detalle que, en el momento de la muerte de Jesús el velo se rasgó:

El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
(Mateo 27:51; Marcos 15:38; Lucas 23:45)

Como vimos, el velo marcaba la separación del espacio sagrado —la presencia de Dios— del resto de los espacios. Sin embargo, con la redención que trajo Jesús, por medio de su muerte y resurrección, el acceso a la presencia de Dios cambió radicalmente:

Tenemos plena libertad para entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, es decir, de su carne.
Hebreos 10:19–20

Ya no hay más separación entre Dios y los hombres. Por eso, la función del velo pierde su sentido: se rasga, porque el acceso a Dios queda definitivamente abierto.

En la plenitud de los tiempos se cumple, una vez más, lo que estaba profetizado:

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y lo llamará con el nombre de Emanuel. (Isaías 7:14)

Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, puso su morada entre nosotros (Jn. 1:14). Él es Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mt 1:23).

En esta etapa Mesiánica, Dios nos da una nueva relacion con él, más cercana, corporal, con su culmen en la Eucaristía, en su Presencia Real.

Ojalá que cada dia de nuestras vidas podamos ser conscientes de este don tan maravilloso que tenemos: un Dios que quiere habitar en medio de cada uno de nosotros y acompañarnos en cada momento de nuestra vida.

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