Fuiste anunciado por los profetas y les creímos…
Te esperamos… Rezamos por tu venida
Te aclamamos… Te buscamos
Llegaste…
Te reconocimos…
Te seguimos…
Te vimos morir y con ello se nos partió el corazón en mil pedazos…
Te vimos resucitado y todos esos pedazos rotos del corazón se volvieron a unir pero ahora con más fuerza, con más esperanza…
Dimos testimonio de tu vida, de tu Divinidad, de tu amor eterno e indeleble…
Y aquí estamos hoy también. Siguiéndote, disfrutándote, y a la vez extrañándote…
Somos ese resto fiel que nunca dejó de amarte, de alabarte, de creerte, de seguirte y de esperarte…
Danos la fuerza para seguir siendo fieles…
La luz para no perdernos en las tinieblas…
La fe para no caer en la desesperanza…
La alegría para no dejarnos arrastrar por la tristeza que hay en el mundo…
Y sobre todo danos tu amor. En tu pan de cada día, en ese nuevo maná caído del cielo que alimenta nuestra alma y nos hace parte de tu eternidad…