Aaron Lustiger nació el 17 de septiembre de 1926 en París, en una familia de comerciantes judíos de origen polaco que sufrieron la persecución nazi. Su abuelo fue rabino y su infancia rigurosa, y por eso, «feliz», según él mismo explicaba.
Cuando el ejército alemán invadió Francia, sus padres lo enviaron, a él y a su hermana, con una familia católica de Orleáns, quienes los escondieron. La madre fue capturada y enviada al campo de concentración de Auschwitz.
Tenía exactamente 13 años, escondido de los nazis, cuando se «convirtió» al Catolicismo, no para escapar de ellos, ya que los judíos no podían librarse convirtiéndose, ni tampoco por razones traumáticas. Sino por convicción de que era la verdad.
Entre sus más controversiales observaciones, manifestaba que “nací judío y permanezco judío, incluso si esto es inaceptable para muchos”.
Para mí, manifestaba, la vocación de Israel es traer luz a los no judíos. Esa es mi esperanza y creo que el cristianismo es el medio para lograrlo. Un gran número de rabinos consideraban su conversión como una traición.
El Cardenal Lustiger replicó, que decir que él “no es más un judío, es lo mismo que negar a mi padre y mi madre, a mis abuelas y abuelos… Soy tan judío como todos los otros miembros de mi familia que fueron asesinados en Auschwitz y otros campos de concentración.”
«Ni por un momento olvido la historia que represento«, aseguró tras su nominación a la Academia francesa. Para él, además, su conversión no significa de ninguna manera el abandono de su identidad judía, y será un actor privilegiado del acercamiento entre ambas religiones.
Entre los judíos, la reacción a su conversión va desde quienes consideran un orgullo hasta quienes piensan que cometió una traición al convertirse. Sin embargo, siempre huye de toda ambigüedad y recalca que es judío por lo eran «todos sus antepasados», algo que no impide, desde su punto de vista, ser «discípulo de Cristo y miembro de la Iglesia».
Tenía una sólida amistad con el Papa Juan Pablo II. Compartían un conservadurismo doctrinario. Peleaban contra del fanatismo, intolerancia y totalitarismo.
En 1954, Lustiger es nombrado sacerdote y será, durante 15 años, capellán de la Sorbona y las grandes escuelas. En 1979, Juan Pablo II le hace obispo de Orleans, y es en 1981 cuando alcanza el cargo de arzobispo de París, también con el Papa Wojtyla.
Dos años después, en 1983, es designado cardenal, en una carrera que seguirá a la de Juan Pablo II, con quien comparte gustos como la filosofía y pensamientos similares en la doctrina y la liturgia. También realizó numerosas misiones eclesiásticas por países como la URSS, Israel o Estados Unidos, así como un fugaz regreso a Auschwitz por el conflicto de las carmelitas (en agosto de 1989).
Esta misión es uno de sus grandes orgullos, ya que logró que abandonaran un edificio en el antiguo campo de concentración —provocando un conflicto con el judaísmo y entre la Iglesia de Polonia y las de la Europa occidental— en el que estaban instaladas. Después de ello, firmó el acuerdo de Ginebra, que prohibió la apropiación religiosa de lugares destacados para una confesión
Por años el nombre del Cardenal Lustiger estuvo entre los que eran considerados para suceder a Juan Pablo II. Muchas veces, el Cardenal bromeaba que pocas cosas habrían confundido más a los prejuiciosos que un papa judío.
“A ellos no les gusta admitirlo, decía, pero la creencia de los cristianos, la obtuvieron de los judíos”.
Falleció de cáncer el 6 de Agosto de 2007. El funeral del Cardenal Lustiger comenzó en la Catedral de Notre Dame de París, con el canto litúrgico del Kaddish, la oración judía para los muertos.
Una historia hermosa de otro judío que comprendió que el catolicismo no contradice su identidad si no que la completa. Y comprendiendo esto encontró su verdadera esencia como judío y una misión que fue única.
https://www.elmundo.es/elmundo/2007/08/05/obituarios/1186350397.html
2 replies to "El cardenal Judío Jean-Marie Aron Lustiger"
Paz y Bien….
Que interesante cuando podemos leer en escritos de nuestra Santa Iglesia, las raíces que confirman nuestra fe y que muchas veces negamos por ignorancia. Estaré más pendiente de sus notas.
Gracias…
Hola!!! Seguro ya lo has leido pero como no lo tienes en el blog te lo recomiendo. Es el libro de Jean-Marie Elie Setbon ‘de la kipa a la cruz’ 🙂 y de hecho tiene mucho que ver con este post.
Te cuento que yo soy catolica de cuna, como dice, pero convertida hace casi tres años de verdad! Me encanta tu blog y ver las maravillas que hace el Señor. Espero algun dia animarme a compartir mi experiencia como tu.
Besos
Alma