Vivir la vida sin saber el sentido de para qué fuimos creados, es vivir como el personaje principal del cuentito del Patito feo. Estar rodeado de personas sintiéndote diferente, sin un sentido, caminando, alimentándonos, sobreviviendo y tratando de pasarla lo mejor posible, pero sin terminar de encajar verdaderamente en el mundo.
Al descubrir que fuimos creados por un motivo, único, original, sólo para cada uno y entender que fuimos creados por alguien maravilloso que quiere lo mejor de lo mejor para nuestra vida, una vida realmente abundante; y que está esperando que levantemos el cuello y lo veamos, hace que nos encontremos a nosotros mismos.
Descubriendo quién es él, vislumbramos a la vez quiénes somos nosotros, quien soy yo,  para qué existo. E inmediatamente nos convertimos en radiantes Cisnes.
Muchas veces parecería no ser políticamente correcto tratar de mostrarle esta realidad a otros, pero si el «patito feo» cuando se dio cuenta que es un cisne, ve a otro cisne chiquito cabizbajo, perdido entre los patos, no sería lógico que le cuente quién verdaderamente es?

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