Pasaron varios años desde que Max Weber, sociólogo, hablara por primera vez del «desencantamiento el mundo» . En esta frase resumiría cómo, a través del racionalismo y la negación de lo mágico, se había perdido el encanto del mundo…el creer que «existe algo más allá de lo visible». Una tendencia que también le cierra la puerta, de algún modo, a cualquier tipo de conocimiento de la realidad que trascienda la ciencia.
Cuando lo leí por primera vez, en aquel momento de mi vida, mi concepción del mundo rondaba también por esos lados. Básicamente, no creía en nada «trascendente».
Intuía que «algo más debía existir», que alguien nos había creado, y «podría haber un Dios», pero hasta ahí llegaba. No era que no me interesaba el tema, sino más bien el resultado de parte de mi educación y mi cultura. El asunto es que éste era el límite de mis planteos, más filosóficos que teológicos, por decirlo de algún modo.
Algunos años después, ya fuera del mundo universitario, y luego de haber pasado todo lo que conté en mi historia personal y el encuentro «mágico», maravilloso, «encantando«, con Dios, siempre me viene a la mente el concepto del «Desencantamiento del Mundo». Sólo que esta vez es diferente. Muy diferente. Yo digo que está «dado vuelta».
Porque, para mí, el hecho de haber descubierto y (me animo a decir), comprobado, la existencia de Dios, provocó que el mundo volviera a estar encantado.
Percibo que hay un mundo invisible y maravilloso detrás de lo que vemos. No sólo en las cosas materiales, sino también detrás de cada acontecimiento, de cada persona, de cada problema y (por supuesto) de cada momento hermoso.
Todo lo que pasa, «hilado» por un ser inteligente, sabio, y lleno de amor que nos lleva de la mano y nos atrae hacia sí mismo. Y si nos abrimos a percibir ese amor, el mundo de desdobla y absolutamente todo cobra un nuevo sentido. Y es hermoso!!
Quizás te preguntés por qué a algunos les pasa y a otros no. Por qué hay personas que tienen experiencias místicas o cercanas a Dios, o que pueden percibir estas realidades invisibles, mientras que a otros les hes vedado. No tengo la respuesta a eso, pero estoy convencida que si una persona , con un corazón sincero, le pide a Dios que le dé una señal en su vida de su existencia, para así poder seguirlo, Él le dará una respuesta acorde a lo que esa persona necesita.
Así que, si estás leyendo esto y aún no te convences que el mundo está encantado, que hay una mano invisible detrás de todo lo que podemos ver, te recomiendo mucho que le pidas esta oportunidad, ya que tu vida no será la misma jamás! Incluso aunque ni siquiera todavía creas en Dios.
Y ojo! Si tu vida es buena ahora, como me pasó a mí antes de conocer a Dios, te puedo asegurar que descubriendo este «mundo invisible» te esperan aún cosas mejores!
Y que esa felicidad que hoy podés sentir se va a multiplicar y llegar hasta el fondo de tu alma. Y cada acontecimiento lindo que vivas lo vas a sentir potenciado, porque no será un hecho aislado, sino que lo percibirás conectado con lo trascendente. Y eso hace que el hoy, que el presente, lo concreto y visible tome una dimensión re-encantada y trascendente.